Benito Rodríguez Bouza
Todo lo que rodea a la estrategia suena aburrido, complicado e incluso, abstracto. Nos viene a la cabeza DAFOS, matrices y analítica de datos. Probablemente, en algún momento de tu vida, habrás tenido que escuchar la presentación de un plan estratégico, sus análisis y palabras rimbombantes, y habrás llegado a la conclusión de que es una colosal pérdida de tiempo.
Si, además, has intentado leer algún artículo de estrategia de Ansoff, Scholes o Henry Mintzberg habrás decidido que, definitivamente, la estrategia ni va contigo ni te va a aportar nunca nada.
Pero ¿es realmente así?
Pues, obviamente, no. La estrategia es, en esencia, una técnica de resolución de problemas; ahí reside su verdadero valor. Comienza con la identificación de una brecha entre las aspiraciones de la empresa y los resultados actuales. Si no hay brecha, no hay una necesidad real de estrategia.
Piensa en la estrategia como el conjunto de decisiones que realizas en tu empresa sobre a qué tipo de cliente te vas a dirigir y que propuesta de valor le vas a ofrecer, pero (y aquí viene lo importante) basadas en una serie de suposiciones que realizas sobre cómo se va a comportar el mercado, los clientes y competidores. Para que la estrategia sea adecuada, estas suposiciones tienen que ser lógicas y coherentes entre sí, por lo que requerirán dos cosas:
- Disponer de la información adecuada, dado que debes disponer de los datos relevantes para poder tomar decisiones correctas
- Realizar el análisis de dicha información, para ser capaz de buscar conexiones entre esos datos y ver patrones de comportamiento.
La principal consecuencia de no tener una estrategia clara es que se termina haciendo de todo y copiando a todos. Aparecen las empresas Frankenstein, que tienen la propuesta de valor de la compañía X, el precio de la Y, el marketing de la Z y las políticas de contratación de personal de W. No hay coherencia y se vulnera un principio fundamental: la empresa no es la suma de sus partes, sino el producto de sus interacciones
El principal valor que aporta una correcta aplicación de la estrategia es ayudarte a conseguir que las decisiones de tu empresa sean lógicas, coherentes entre sí y diferentes a las del resto de la masa de competidores. Y esto es, muchas veces, lo que marca la diferencia entre las empresas que triunfan y las que quiebran.
Tener meridianamente claro qué es la estrategia, para qué sirve y cómo debe desarrollarse, es crítico para dirigir una empresa. Es lo único que evita desperdiciar los recursos de tu empresa en innumerables actividades, sin un propósito real, sin resultados tangibles y, en última instancia, sin ningún éxito en el mercado.
No obstante, el gran problema en el ecosistema empresarial actual sigue siendo el profundo desconocimiento sobre estrategia y fundamentos básicos de los negocios, lo que ocasiona, entre otras cosas, que más de 25.000 empresas quiebren cada año en España.
Si quieres crear una buena estrategia para tu empresa o proyecto, te recomendamos el libro Estrategia 360, de Benito Rodríguez Bouza.